Argentina y México, siglos xviii-xx
Los arreglos, negociaciones, pactos, disputas y luchas políticas e ideológicas desatadas en pos del poder, del ejercicio de autoridad sobre una colectividad o de la participación en la toma de decisiones que tocan a la gestión comunitaria conllevan siempre emociones. Todas estas formas de interacción política van ineludiblemente acompañadas de expresiones subjetivas de los actores individuales y colectivos que participan en ellas o de aquellos a los que impactan. Las emociones orientan acciones o paralizan, pero en cualquiera de los casos forman parte de las dinámicas políticas y las llenan de significados. La gama de emociones que la política puede desatar es tan amplia que sólo podemos ejemplificarla: puede ir desde la admiración hasta el horror, desde el orgullo hasta la vergüenza, desde la pasión hasta la indiferencia. De entre las muchas emociones posibles, hay una que guarda una relación particularmente potente con la política: el miedo. El miedo a la fuerza incontenida del pueblo, a la inestabilidad política, al autoritarismo o a la represión; el miedo al conflicto y a la violencia, a la herejía o a la traición. Este proyecto se propone explorar algunos de los miedos que han atravesado la historia política de Argentina y México a partir de algunos estudios de caso que tocan a los siglos XVIII, XIX y XX.
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